Carlos Alcaraz, uno de los nombres más prometedores del tenis mundial, considerado durante años como el heredero natural de Rafael Nadal, se encontraba en la cima de su carrera. Campeón de varios torneos Grand Slam, número uno del mundo a una edad temprana, y amado por millones de fanáticos en todo el planeta. Sin embargo, en el verano de 2025, su nombre dejó de ser sinónimo de excelencia deportiva para convertirse en el centro de uno de los escándalos más grandes de la historia del tenis moderno.
Todo comenzó durante el Masters 1000 de Roma. Alcaraz había llegado como uno de los favoritos, habiendo ganado en Montecarlo apenas unas semanas antes. Su forma física era impecable, su confianza evidente, y su equipo –liderado por su entrenador Juan Carlos Ferrero– estaba entusiasmado con la posibilidad de otro trofeo. Pero algo en el comportamiento de Carlos llamó la atención de los medios y los expertos desde su primer partido.
Comportamientos sospechosos
En su debut contra el joven italiano Lorenzo Musetti, Alcaraz cometió errores inusuales. Doble faltas en momentos clave, errores no forzados con su derecha –normalmente un arma letal– y decisiones tácticas incomprensibles. Aunque ganó el partido en tres sets, la prensa empezó a especular. Algunos periodistas deportivos, como Matteo De Angelis del diario La Gazzetta dello Sport, sugirieron que Carlos “no estaba concentrado” o que algo lo perturbaba.
En el siguiente partido, contra el francés Ugo Humbert, perdió en dos sets de forma inexplicable. Su lenguaje corporal fue apático, y al final del encuentro apenas saludó a su rival. Fue eliminado del torneo y, aunque se presentó en conferencia de prensa con su típica sonrisa tímida, muchos detectaron tensión en sus ojos.
“No fue mi mejor día,” dijo Carlos. “Estoy trabajando con mi equipo para entender qué ha pasado. A veces, simplemente no estás al cien por ciento.”
Pero la verdadera bomba estallaría solo días después.
La filtración
Una cuenta anónima en X (anteriormente Twitter), que se hacía llamar @MatchFixingInside, publicó documentos que presuntamente provenían de una investigación interna de la Agencia Internacional para la Integridad del Tenis (ITIA). En ellos se detallaban patrones inusuales de apuestas en los partidos de Alcaraz, particularmente en juegos específicos durante sus encuentros en Roma y en un par de torneos anteriores.
Según los informes filtrados, grandes sumas de dinero habían sido apostadas a que Alcaraz perdería el segundo set contra Musetti y el partido completo contra Humbert. Ambas predicciones se cumplieron. Aún más sospechoso, las apuestas provenían de cuentas registradas en Dubái y Singapur, dos regiones previamente vinculadas con redes internacionales de manipulación de partidos.
La noticia se viralizó en cuestión de horas. La ITIA se vio forzada a emitir un comunicado confirmando que Carlos Alcaraz estaba siendo investigado por presunta manipulación de resultados. Aunque recalcaron que aún no se había llegado a una conclusión, el daño ya estaba hecho.
Reacción del mundo del tenis
El impacto fue inmediato. Figuras legendarias como Novak Djokovic y Andy Murray se mostraron incrédulas. Rafael Nadal, quien había sido mentor y amigo de Alcaraz, se limitó a decir: “Espero que todo se aclare pronto. Conozco a Carlos y no creo que sea capaz de hacer algo así.”
Sin embargo, otros fueron menos diplomáticos. El australiano Nick Kyrgios, conocido por no tener pelos en la lengua, declaró: “¿De verdad alguien se sorprende? Cuando el dinero entra en juego, cualquiera puede caer.”
La ATP suspendió temporalmente a Alcaraz mientras la investigación avanzaba. Nike y Babolat, sus principales patrocinadores, congelaron sus contratos. La federación española de tenis se declaró “profundamente preocupada” y anunció que colaboraría con las autoridades.
La caída
Durante semanas, Carlos Alcaraz se mantuvo en silencio. No aparecía en público, no emitía comunicados, y ni siquiera publicaba en redes sociales. Se refugió en su casa en El Palmar, Murcia, rodeado de su familia y de su círculo más íntimo.
Pero el escándalo llegó a un punto aún más crítico cuando se filtró una conversación entre Carlos y un supuesto intermediario de apuestas. La conversación, registrada por la policía como parte de una operación más amplia contra el amaño deportivo, mostraba a alguien con una voz idéntica a la de Alcaraz discutiendo cómo “dejar ir” un set a cambio de una transferencia millonaria a una cuenta cifrada en criptomonedas.
Los abogados de Carlos argumentaron que la grabación era falsa o manipulada, pero los expertos en análisis forense digital determinaron con un 87% de certeza que la voz correspondía a la del tenista.
Declaración pública
El 17 de junio de 2025, Carlos rompió su silencio. Apareció en una rueda de prensa en Madrid, visiblemente afectado. Con lágrimas en los ojos, leyó una declaración:
“Sé que muchos están decepcionados. Yo también lo estoy. No voy a negar que cometí errores. Me dejé influenciar por personas que sólo querían aprovecharse de mí. Nunca quise dañar el tenis, el deporte que amo con todo mi corazón. Acepto las consecuencias. Pido perdón a mis fanáticos, a mi familia, a mis compañeros y a mi país.”
No admitió explícitamente su culpabilidad, pero su tono lo dijo todo. En redes sociales, la reacción fue mixta. Algunos lo defendieron, culpando a la presión y la juventud. Otros pidieron que fuera sancionado de por vida.
Consecuencias
La ITIA, en colaboración con la ATP y la Interpol, determinó que Alcaraz había participado en al menos tres actos de manipulación entre 2024 y 2025. Como resultado, fue suspendido por cinco años del circuito profesional y multado con dos millones de euros. Se le prohibió entrenar o asistir a torneos oficiales durante ese periodo.
Sus títulos no fueron revocados, pero se añadieron a los registros las fechas de los partidos bajo investigación.
La familia de Carlos se mantuvo firme a su lado, pero los medios reportaron tensiones internas. Su entrenador, Juan Carlos Ferrero, rompió la relación profesional poco después de la rueda de prensa. “Es una gran pérdida, pero no puedo seguir apoyando algo que contradice mis valores,”
Carlos Alcaraz desapareció del ojo público durante varios meses. Viajó por Asia y Sudamérica, según reportes, intentando reconectar con su pasión por el deporte sin la presión del circuito. Algunos lo vieron en canchas públicas enseñando tenis a niños en barrios humildes de Argentina y Colombia.
En una entrevista concedida a un medio chileno en marzo de 2026, dijo:
“El tenis fue mi vida. Lo arruiné por dinero y por miedo. Pero he aprendido. No sé si algún día volveré, pero si lo hago, será con humildad y respeto.”
Los fanáticos están divididos. Algunos nunca volverán a confiar en él. Otros esperan verlo regresar en 2030, cuando su suspensión termine, y demuestre que ha cambiado.
En cualquier caso, el escándalo de Carlos Alcaraz quedará registrado como una de las páginas más oscuras y sorprendentes de la historia del tenis. Una historia de talento, tentación y caída… pero también de redención
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